Por Nidia Morales,
Gerente Base Instalada Softland México
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Romper los estereotipos de comportamientos, roles, actividades, carreras consideradas aptas solo para hombres o solo para mujeres no es fácil. Tenemos un camino por recorrer y es nuestro deber hacerlo para contribuir hacia una igualdad de género.
Por otro lado, el empoderamiento lo describe muy bien en una frase que leí por parte de la UNICEF en su campaña 2019, y que dice: “Empoderarse no es tener poder sobre otros. Es el poder transformar de manera positiva lo que está a tu alrededor y ser reconocida como una persona que luchó por sus sueños y nunca se rindió”. Por lo cual cuando hablamos de empoderamiento es que las mujeres realmente y por convicción puedan participar de forma plena en cada uno de los sectores y a todos los niveles de las actividades económicas, para ahora sí lograr una igualdad de género, y esto lo define ONU Mujeres en su documento publicado Principios para el Empoderamiento de las Mujeres.
Empoderamiento no es una guerra de géneros, o la superioridad de un género por otro, o de privilegiar solo un género. Es buscar la igualdad, transformar de forma positiva, tener confianza y ser participe en toma de decisiones.
En el sector de la tecnología el empoderamiento de la mujer ha tenido un avance en la región de Latinoamérica, pero aun solo el 35% de las carreras del campo de la tecnología lo conforman las mujeres, y muchas de ellas no la finalizan por la creencia de ser temas masculinos y no propios de aptitudes femeninas, mientras ya en el sector laboral de la industria, según cifras de LinkedIn en México (y varios países de Latinoamérica) las mujeres ocupan menos del 20% de los puestos directivos empresariales, mientras que los puestos intermedios solo el 30% son ocupados por mujeres.
¿Qué nos queda para llegar a esa igualdad de género? ¡Empoderarnos! Mientras los países y empresas establezcan las bases para dar las mismas oportunidades tanto a mujeres y hombres, las mujeres debemos derribar ideas de la industria de la tecnología y fomentar que las niñas y mujeres se acerquen, promoviendo la educación en este sector. Saber y reconocernos que nuestra labor día tras día en la industria de la tecnología ha venido a fortalecerla, aceptar que somos parte de ella al ser una población con talento que puede ser mejor aprovechado. La inclusión y diversidad de la fuerza laboral de las mujeres motivadas y educadas mejorará la sociedad y la economía.